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Marginalia

Por costumbre , los occidentales solemos componer las imágenes a partir de un centro. Separado de los márgenes por un espacio equidistante, alrededor de él se despliega todo un universo: personas o personajes, objetos o animales , interiores o exteriores. Lo hemos repetido con tanta vehemencia en nuestros dibujos escolares o en las instantáneas familiares que hemos llegado a desdeñar la importancia de lo que queda
fuera de campo. Si no estás, no existes; el que se mueve, no sale en la foto. Qué falacia impuesta por la tradición. Y qué mérito el de quienes, urdiendo con hilos invisibles los retales de lo que antaño fueron centros, elaboran su imagen sobre la cambiante inconsciencia de un hilo, de cristal líquido, del aire que se remueve en una fuga sin origen ni destino.


Myriam Toledo se siente a gusto con tales aparejos, pues intuye que son aliados en ese elegante pulso con el que fuerza los fragmentos de la figuración hacia los límites de la abstracción. Para subrayar este empeño no se limita a pulverizar los márgenes a lo largo y a lo ancho, sino también desde fuera hacia adentro, en una profundidad líquida compuesta por marañas de líneas, veladuras y manchas cromáticas. Una alusión a los
estímulos auditivos culmina su interés por lo efímero como material plástico: sus modernos palimpsestos congregan la sonoridad que emana de los ecos, los susurros, los cadenciosos aleteos de los cuerpos y los matices melodiosos de los títulos y de las palabras trazadas sobre el soporte como dibujos en la arena.

Todas las imágenes son restos de sensaciones que apelan a la memoria a través de una íntima comunicación. Por eso, al contemplarlas, sentimos algo parecido a lo que debe experimentar quien se haya encontrado alguna vez un mensaje en una botella .Siéntanse los afortunados descubridores de esos mensajes y no duden en aproximarse a ellos con frecuencia si cuelgan de sus paredes o en abrir de sus cartapacios si los tienen
guardados. Son los fértiles restos de un naufragio que conjuran el olvido. Como las dedicatorias escritas con una letra familiar, las canciones que escuchamos siempre con idéntica emoción y el aroma rescatado de un recuerdo imborrable .

 

Rafael Jackson-Martín

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